Desde fines de los años 1990, feministas académicas de diversas universidades del mundo, vienen reflexionando sobre el concepto feminismo de estado. Se reconoce que el concepto varía según se trate de una u otra tendencia de pensamiento feminista; también se le utiliza como una base teórico-metodológica para analizar y/o describir las instituciones creadas para el desarrollo de políticas de igualdad hacia las mujeres por los distintos gobiernos; también se usa para identificar aquéllas agencias nacionales e internacionales que son más abiertas y/o amigables con el movimiento de mujeres en cada país. El concepto permitiría analizar un amplio espectro de interrelaciones –muchas veces de tensión- entre las organizaciones de mujeres y los aparatos gubernamentales. Es decir, desde diversas perspectivas teóricas, políticas e ideológicas, se observa la adhesión al concepto mismo, pero lo “comprehenden” de muy diferentes maneras. Lo importante es que las feministas académicas coinciden en que esta perspectiva permite analizar las relaciones entre los grupos de mujeres organizadas en las bases y sus contrapartes, las mujeres que trabajan en las agencias estatales creadas en los últimos 20 años en la mayoría de los países. El desarrollo de instituciones especializadas para las mujeres, en la práctica ha significado una oportunidad para desarrollar la posibilidad escasa, que hasta ahora, han tenido las mujeres para influir en la orientación del cambio político, hacia resultados más cercanos a los aspirados por las propias mujeres. Efectivamente, si se analizan las medidas para la igualdad de género de los gobiernos, observamos importantes avances, por ejemplo, según…